Una vez que hablamos sobre el perfil psicológico del líder sectarista - - es turno de ver el otro lado de la monera: el posible seguidor de una secta destructiva.
Se trata entonces de una persona que probablemente está inmersa en una crisis o sufriendo el detrimento de las secuelas de un desenlace mal llevado de la misma. Pongamos entonces estos conceptos en perspectiva para entender un poco más porque es tan fácil reclutar a personas durante y después del proceso de crisis.
Podemos definir psicológicamente una crisis como un estado temporal de trastorno o desorganización caracterizado por un obnubilamiento de las capacidades para resolver problemas con los métodos cotidianos. El origen de una crisis puede deberse a la muerte inesperada de una persona cercana, a un desastre natural, a un asalto, un problema de salud, un despido, un divorcio, una guerra o incluso por el hecho de ir madurando (que se conocen como crisis del desarrollo como la de los "cuarenta", que se presentan cuando hay una interferencia en alguna tarea del crecimiento). Decíamos pues, que el origen de una crisis puede deberse a muy diversos factores o una combinación de los mismos.
Asimismo, es indispensable señalar que una crisis no es señal de una psicopatología, un brote psicótico, estado de estrés o trastorno de ansiedad, simplemente un estado de desorganización que sufre el individuo por un elemento externo o interno (crisis del desarrollo) que ha tenido lugar en su vida. Todos somos susceptibles de sufrir una crisis. Sin embargo, el mismo individuo es participante activodel progreso de una crisis. En otras palabras, una crisis puede hacernos crecer, hundirnos o seguir igual dependiendo de nuestros recursos personales (qué tanto estamos dotados para manejar las tensiones de la vida), nuestros recursos sociales (redes de apoyo) o si recibimos una intervención en crisis. Lo que es cierto es que si la crisis afecta en demasía a un individuo, es cuando puede presentar señales de alguna patología. Todo depende de cómo se maneje la crisis y el apoyo que recibe.
De esta manera, podemos decir que las sectas se pueden enfocar a reclutar dos perfiles: el individuo en crisis y el individuo con resultados devastadores en una etapa post-crisis.
Iniciemos a describir el primer perfil. Para ello, tenemos que entender al individuo como un sistema. Para conocer el impacto de la crisis en una persona se utilizan las varibales del modelo CASIC: el aspecto Conductual, Afectivo, Somático, Interpersonal y Cognoscitivo de la persona. Me ayudaré del modelo CASIC para establecer un posible perfil psicológico de un adepto a una secta determinada cuando está viviendo una etapa de crisis:
Nivel Conductual: Evidentemente habrá un cambio conductual drástico en el afectado. Esto lo hace proclive a adoptar nuevas conductas, como las inducidas por una secta destructiva.
Nivel Afectivo: La persona en crisis está batallando para no desmoronarse. Pero la duración de la lucha, así como su resultado final dependerán de sus vivencias previas, sus expectativas y autoimagen. Si sus recursos personales son escasos, se dejará vencer y es cuando la secta entra fácilmente en acción. Qué mejor que a una persona que se siente deprimida y con sensación de derrota, prometerle felicidad eterna. A una persona de alta autoestima, aunque esté en crisis, es difícil que la puedan convencer.
Nivel Somático: Los dolores corporales, irritación estomacal, inhibición del apetito y otros síntomas son normales, pero deterioran la salud del afectado y, por supuesto, lo debilitan.
Nivel Interpersonal: Si sus recursos sociales, lazos y redes de apoyo son escasos, la hacen susceptible a ser reclutada fácilmente por una secta, pues en ellos verá el apoyo interpersonal que tanto necesita en esos momentos.
Nivel Cognoscitivo: De la interpretación que se le dé al suceso precipitante, dependerá mucho el resultado de la crisis (positivo o de crecimiento, negativo o neutral). La percepción es subjetiva y por tanto manipulable. Si los recursos de una persona son escasos, caerá fácilmente en manos de una secta que buscará convencerla con su jerga y frases cliché.
En el caso del segundo perfil, a una valoración CASIC de escasos recursos psicológicos hay que sumarle las secuelas de la crisis como estados psicopatológicos (por ejemplo, un mal trabajo de duelo puede llevar a una Psicosis Alucinatoria del Deseo), consumo de fármacos, alcoholismo, pérdida del trabajo, daños a la salud, entre muchas otras más. Se trata de una víctima más fácil, ya que probablemente haya agotado sus recursos personales y sociales, o quizá nunca los tuvo.
Me gustaría añadir que no toda persona tiene que vivir una crisis para ser fácilmente reclutada. Puede tratarse simplemente de personas con un alto grado de inseguridad y con rasgos dependientes. Sin embargo, es común que las sectas busquen personas en estados alterados y de desorganización y es por ello que considero que la valoración psicológica de una persona en crisis es un perfil adecuado para definir a un adepto potencial. Ahora bien, el ya miembro de una secta es una persona completamente alienada y desestructurada, y su valoración CASIC puede ser muy similar al de un segundo perfil. El trabajo entonces para el reclutador sectarista para estos casos ya está hecho a la mitad. La diferencia radica en que el miembro activo ya goza de las "bondades" del autoengaño y de un supuesto estado de felicidad insípido e ilusorio, manejado a través de la culpa y el "lavado cerebral".
